Tratamiento demencia vascular y subcortical
La esperanza de vida ha aumentado con los años, lo que ha hecho que en nuestra sociedad exista mayor número de personas mayores. Sin embargo, esta situación ha propiciado el incremento de enfermedades neurodegenerativas como son las demencias.
La demencia es una enfermedad que ataca las funciones cognitivas, lo que provoca la imposibilidad de realizar actividades normales de la vida diaria. Estas alteraciones son persistentes y progresivas, lo que dificulta seriamente su tratamiento. Además, el coste económico y emocional es muy elevado tanto para la familia como para el enfermo.
La demencia con cuerpos de Lewy es un tipo de demencia progresiva, una de las más frecuentes después del Alzheimer. Los cuerpos de Lewy son depósitos de proteínas que se forman en las neuronas o células nerviosas que se encuentran en aquellas zonas del cerebro relacionadas con el control motor, la memoria y el pensamiento.
Este tipo de demencia, tal y como sucede con otras enfermedades similares, produce un deterioro creciente en las capacidades mentales del enfermo. De esa forma, las personas que lo padecen pueden tener cambios en la atención, en el estado de alerta e incluso presentar alucinaciones visuales. Como ya hemos indicado anteriormente, existen otros síntomas parecidos a los de otras enfermedades, como el Parkinson: temblores, rigidez muscular, movimientos lentos y pausados, etcétera.

¿Qué es la demencia vascular?
La persona que padece demencia presenta un deterioro en uno o varios procesos: memoria, atención, en la toma de decisiones, en la capacidad de organización, etcétera. Estas alteraciones van aumentando de forma gradual, lo que hace que le sea imposible vivir con ese grado de independencia del que todos disfrutamos.
La demencia puede ser una consecuencia de un tipo de enfermedad. De hecho, la enfermedad que suele provocar mayor número de casos es el Alzheimer y en segundo lugar estaría la demencia vascular.
La demencia vascular aparece en el momento en el que mueren células cerebrales por culpa de un trastorno vascular o ictus. Puede suceder que una misma persona sufra varios microinfartos, en cuyo caso el daño causado al cerebro será acumulativo y sus síntomas de demencia serán mayores.
Ciertos estudios llevados a cabo en España determinaron que los mayores de 64 años que padecen esta enfermedad están en torno al 5 y el 14%, mientras que en los mayores de 85 años, el porcentaje de casos aumenta hasta el 30 o 40%.
Lo bueno que tiene la demencia vascular, por decirlo de algún modo, es que es posible prevenir nuevos daños al cerebro. De ahí que existan dos tratamientos diferentes: uno de ellos basado en los síntomas y el otro como medida de prevención contra nuevas amenazas vasculares.
En ambos tratamientos se pueden emplear fármacos o no, lo que se conoce como terapia farmacológica y no farmacológica.
Los principales síntomas de la demencia vascular
La demencia vascular puede presentarse de manera diferente en cada enfermo y su progresión puede variar según la persona. De hecho, sus síntomas pueden aparecer sin más tras sufrir un accidente cerebrovascular. Estos síntomas pueden quedarse a un mismo nivel durante un tiempo para sufrir un deterioro de forma repentina.
Los síntomas suelen ser parecidos a los de otras demencias, como sucede con el Alzheimer. Sin embargo, las personas que padecen demencia vascular suelen padecer los siguientes:
- Problemas con la comunicación, la concentración y el pensamiento
- Apoplejía o parálisis
- Convulsiones
- Problemas de memoria
- Ansiedad y depresión
- Momentos de confusión
Estos son los síntomas más genéricos y comunes. Después hay otros más específicos asociados también a esta enfermedad, que no siempre son consecuencia directa de la demencia vascular:
- Alteraciones en la conducta como delirios y alucinaciones (algunos cambios en el comportamiento pueden deberse a una llamada de atención)
- Incontinencia
- Problemas en la percepción visual (puede originarse por mala iluminación)
- Dificultades a la hora de caminar (inestabilidad)
¿Cómo aparece la demencia vascular?
Para funcionar de manera normal, las células del cerebro precisan de riego sanguíneo. La sangre viaja a través de los vasos sanguíneos (sistema vascular) y llega hasta ellas. Ahora bien, si el sistema vascular falla, las células no obtienen el suministro de sangre que necesitan y mueren, de ahí que aparezca la demencia vascular.
Son muchos los riesgos que pueden generar una situación así. Una persona con colesterol alto limita la circulación arterial, pues los compuestos que existen en el entorno sanguíneo no terminan de disolverse de forma efectiva. Los problemas del corazón son enfermedades que puede terminar en demencia vascular, al igual que la diabetes o la presión arterial alta.
Este tipo de circunstancias deben ser identificadas lo antes posible para ser tratadas también cuanto antes. Y es que su tratamiento óptimo puede frenar o retrasar de forma efectiva la aparición de una demencia vascular.
Factores que pueden aumentar el riesgo de padecerla
Como toda enfermedad, existen ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollo. Ahora bien, estos factores son exactamente los mismos que aumentan las posibilidades de sufrir algún tipo de enfermedad cardiovascular. Es el caso de fumar o el exceso de alcohol. No hay que olvidar que el sistema cardiovascular, dotado del corazón y los vasos sanguíneos, es el responsable de llevar la sangre al cerebro.
Los factores que pueden hacer que aumente el riesgo de padecer demencia vascular en una persona son los siguientes:
- Si en la familia existen antecedentes de derrame cerebral es un factor importante a tener en cuenta.
- Antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares o accidentes cerebrovasculares
- Colesterol alto y presión arterial alta
- Diabetes del tipo II
- Apnea del sueño (la respiración se detiene durante el sueño)
- Problemas cardiacos
- Falta de actividad física, así como llevar una dieta grasa donde se incluya el alcohol
- Fumar
Cuando a un familiar le diagnostican demencia vascular, puede resultar muy duro de llevar. Tanto el paciente como los familiares experimentan unas sensaciones y emociones nuevas que van cambiando a medida que pasa el tiempo. Es de vital importancia contar con la experiencia de cuidadores experimentados y centros como Benviure en los que poder encontrar la orientación y el apoyo que las familias necesitan.
Los principales tipos de demencia vascular
Existen varios tipos de demencia vascular, todo depende de los daños que haya causado en el cerebro y la parte concreta del cerebro que haya sido dañada.
- La demencia multi-infarto es un tipo de demencia vascular bastante común, sino el que más. Aparece cuando el enfermo ha sufrido pequeñas apoplejías. En ocasiones puede suceder que la persona que los padece ni siquiera lo note, de hecho, los síntomas pueden desaparecer al cabo de un tiempo. Sin embargo, puede ocurrir que la demencia vascular aparezca tras un derrame cerebral serio, también llamado demencia post-apoplejía.
- Los accidentes cerebrovasculares de este tipo suceden cuando el riego de sangre se corta y no llega a una parte concreta del cerebro. Es entonces cuando este corte en el suministro de la sangre pueden causar un daño permanente. Los accidentes cerebrovasculares suelen ser el resultado de dos causas diferentes: coágulo de sangre (accidente cerebrovascular isquémico) o vaso sanguíneo roto (accidente cerebrovascular hemorrágico).
- La demencia vascular subcortical aparece cuando pequeños vasos sanguíneos dispuestos en una zona profunda del cerebro se dañan. Los síntomas que aparecen son varios: pérdida de control de vejiga, dificultades al hablar o al caminar, torpeza en general, etcétera. Estos síntomas tan pronto pueden aparecer como desaparecer de nuevo.
- La demencia mixta la padecen aproximadamente el 10% de las personas con demencia. De esa forma, una persona puede sufrir Alzheimer, así como ciertos accidentes cerebrovasculares, lo que puede acarrear daños en el cerebro. Sus síntomas son parecidos a la demencia vascular, a la enfermedad de Alzheimer e incluso presentar una combinación de ambas.
Tratamiento en la prevención de la demencia vascular
Es muy importante prevenir nuevos trastornos vasculares, para lo cual hay que seguir las recomendaciones que nos indique nuestro médico de cabecera. El tratamiento dependerá del tipo de demencia vascular que haya sufrido el paciente. De esa forma, es posible que reciba anticoagulantes, fármacos que controlan la hipertensión o medicamentos que reducen los niveles de colesterol.
La actividad física suele funcionar como medida de prevención. Según las particularidades del paciente, el médico establecerá una serie de consejos adaptados a la persona en cuestión, aunque caminar suele ser una actividad muy recomendada en todos los casos.
Tratamiento en los síntomas de la demencia vascular
Desgraciadamente, tal y como sucede en el Alzheimer, aún no existe ninguna cura que actúe contra la demencia vascular. Tampoco existen fármacos para frenar los síntomas de la demencia vascular, tan solo los que ya se utilizan en el mercado para otras circunstancias médicas como el caso del Alzheimer.
Según esto, dentro de los tratamientos farmacológicos para el Alzheimer existen dos tipos de fármacos: el donepezilo y la memantina. Estos medicamentos actúan controlando los cambios de comportamiento y las alteraciones de la memoria. Sin embargo, aunque se ha demostrado que estos fármacos aportan ciertos beneficios, los efectos son modestos y los síntomas tan solo presentan mejoras de forma temporal.
Sea como sea, existen otros compuestos para el tratamiento de la demencia vascular, aunque sus investigaciones no han sido tan exhaustivas. De esa forma, los enfermos de demencia vascular pueden tomar nicergolina, somazina o ácido fólico.
Ahora bien, también existe un tratamiento no farmacológico, aunque la investigación que existe en torno a su efectividad es más bien insuficiente. Por esa razón, los profesionales de la salud emplean tratamientos que son empleados en otras circunstancias o condiciones.
Así, la terapia ocupacional o fisioterapia resulta muy útil para que el paciente mejore tras las secuelas físicas y funcionales sufridas. De igual forma, la estimulación cognitiva basada en una serie de actividades que estimulan algunos procesos o capacidades mentales como son el lenguaje y la memoria.